Las investigadoras del Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto Aurora Madariaga e Idurre Lazcano, con la colaboración de Sheila Romero, han realizado una investigación sobre los principales rasgos del ocio de la juventud con discapacidad en Bizkaia. Para su realización han encuestado a jóvenes de entre 14 y 29 años, con discapacidad auditiva, visual, física o intelectual.
Igualmente han contado con la colaboración de asociaciones para personas con discapacidad y centros relacionados con el empleo de este colectivo. De esta manera, han podido conocer los programas y actividades que se ofertan desde las distintas asociaciones en las que participan jóvenes con discapacidad. También se han identificado las condiciones de accesibilidad e inclusión en la oferta comunitaria de ocio y han podido tener acceso a los jóvenes con discapacidad a los que poder administrar la encuesta. En este aspecto también colaboraron centros especiales de empleo y centros ocupacionales. También los técnicos municipales han facilitado la información sobre la oferta de ocio en infraestructuras y equipamientos de ocio que utilizan los jóvenes o que son de uso exclusivo de la juventud.
La investigación recoge las condiciones de accesibilidad de la oferta de ocio comunitaria destinada especialmente a la juventud e identifica los programas de ocio que ofertan las asociaciones de discapacidad para los jóvenes asociados, preguntando a los propios jóvenes con discapacidad de diferentes edades cuestiones relacionadas con sus prácticas de ocio y sus experiencias de ocio, recogiendo variables de corte objetivo y subjetivo.
Las principales conclusiones destacan que, fuera de las asociaciones para personas con discapacidad, hay poca oferta de ocio comunitaria accesible, inclusiva y que garantice la participación de personas con discapacidad, aunque es verdad que los responsables de equipamientos y servicios de ocio de la comunidad van incorporando, aunque sea poco a poco, elementos que facilitan el acceso y la participación de algunas personas con discapacidad.
En cuanto a las actividades de ocio más practicadas o los principales beneficios percibidos a través de las actividades de ocio no existen grandes diferencias, existe diferencia en cuanto a asociar la participación en ocio con una entidad que trabaja a favor de una discapacidad concreta, y también en la identificación de barreras, los jóvenes con discapacidad aluden a la discapacidad como una de las principales razones por las que no practican actividades de ocio que les gustaría hacer, un hecho que lógicamente no se produce en el grupo de población joven sin discapacidad.
Uno de los datos que refleja el estudio es que el 81% de las mujeres disfruta del ocio sola, frente al 66% de los hombres. Además en las encuestas de usos del tiempo se refleja que la mujer dispone de menos tiempo para dedicarlo al ocio porque tiene más obligaciones familiares y personales. En el caso de esta investigación quizá las actividades a las que dedican más tiempo las mujeres son las que pueden hacer solas, si disponen de menos tiempo será más factible hacer alguna actividad sola o en el hogar.
También se detecta que el 80% de las personas con discapacidad intelectual participa en el ocio de las asociaciones, una cifra muy superior al del resto de discapacidades. Las investigadoras suponen que se debe a que son las familias fundamentalmente las que gestionan los patronatos de estas entidades y los que deciden que su hijo acuda al servicio de ocio de la asociación. En otros colectivos puede que decidan los padres en menor medida o que el joven se oponga más a acudir en esas franjas de edad, pero más adelante se incorpora igualmente a los servicios de ocio de las asociaciones.
Y sobre si hay suficientes opciones de ocio para jóvenes con discapacidad, las investigadoras lo tienen claro. En el caso de los jóvenes con discapacidad de Bizkaias, las profesoras creen que las asociaciones prestan servicios de ocio (culturales, turísticas, recreativas o deportivas) en función de las demandas de sus asociados y quizá en ese sentido se podría decir que es suficiente. Pero conviene añadir que hay opciones de ocio en el entorno comunitario que no cumplen las condiciones de accesibilidad ni incorporan ningún elemento de inclusión. Por ello, el estudio también propone una estrategia de trabajo en red para promover la inclusión en el ocio.
