La tarjeta de estacionamiento para aparcar el vehículo en las plazas reservadas a personas con movilidad reducida es esencial si nos queremos ahorrar una multa. Para disponer de ella es necesario acudir al ayuntamiento de la ciudad en la que residimos. Sin embargo, en algunas comunidades autónomas, se solicita en las consejerías de políticas y servicios sociales.

En cualquier caso, hay que acudir con la documentación que nos solicita la ley. La Unión Europea aboga por una normalización en el diseño y validez de la tarjeta, de forma que la circulación con ella sea igual en los quince estados miembros.

Acreditar la movilidad reducida

Por lo general, la documentación se ciñe a un informe médico que acredite la discapacidad o movilidad reducida de la persona solicitante. El RD 1056/2014, del 12 de diciembre, indica que tienen derecho a obtener este documento personas con movilidad reducida así reconocida por los profesionales médicos cualificados. También se cita a las personas con agudeza visual igual o inferior al 0,1 con corrección o un campo visual reducido a 10 grados o menos. Por último, pueden beneficiarse también los responsables de vehículos colectivos destinados al transporte de personas con discapacidad.

Para acreditar la movilidad reducida, la ley muestra un baremo muy específico. Naturalmente, se acredita la necesidad de silla de ruedas o de dos bastones para caminar. Además, se cita el caso de las discapacidades intelectuales más pronunciadas, que impiden manejar un vehículo de forma autónoma.

En todos estos casos, se maneja un baremo de cuatro escalas (de 0 a 3) en el que se acreditan las limitaciones para desenvolverse en diferentes situaciones. Así, se evalúa aspectos como la movilidad sobre un terreno llano o uno con obstáculos. También se puntúa la dificultad en subir y bajar tramos de escaleras o sobrepasar escalones de 40 centímetros. Por último, se estima cómo mantenerse en equilibrio sobre una plataforma móvil.

Derechos y deberes de la tarjeta de estacionamiento

La ley es clara al respecto. En zonas de gran actividad de núcleos urbanos debe haber una plaza para titulares de la tarjeta de estacionamiento por cada cuarenta lugares de aparcamiento. Además, es obligatorio que el titular siempre vaya en el vehículo que ostente la tarjeta de forma visible, ya sea como conductora o como acompañante.

El reglamento arriba citado recoge en su artículo séptimo los derechos de aparcamiento de quienes posean estas tarjetas. Entre ellos destaca la reserva de plaza de estacionamiento en lugar próximo al domicilio o trabajo. También se recoge el acceso a espacios de área restringida para residentes cuando el destino esté en dicha zona. Asimismo, se señala la parada en zonas de carga y descarga y en lugares de la vía donde no esté prohibido parar, siempre que haya motivos justificables. En cualquier caso, las paradas no deben causar perjuicio al tránsito o a los peatones, ni contravenir ordenanzas municipales o indicaciones específicas de agentes de la movilidad.

Debate en zonas ORA

En este punto, una de las directrices más discutidas se encuentra en la que permite aparcar en las zonas ORA. Si bien inicialmente disponen que el estacionamiento sea el tiempo necesario, cabe ser prevenidos. La ley establece en su disposición transitoria tercera que los municipios que previamente aplicasen tarifas a personas con esta tarjeta de estacionamiento podrán mantener dicho régimen. En otras palabras: no en todos los sitios sale gratis aparcar en zona ORA con la tarjeta de aparcamiento para personas con movilidad reducida.

Es importante también tener en cuenta que, al ser un documento público, este documento no puede copiarse a pesar de que la persona solicitante tenga más de un vehículo. De lo contrario, se arriesga a una sanción importante.

La tarjeta suele tener periodo de validez de cinco años, y a mayores de la acreditación para estacionar en zonas de movilidad reducida, existen mecanismos para aplicar beneficios fiscales y deducciones a nuestro vehículo si somos la persona titular que lo usa exclusivamente, ya sea conduciéndolo o como copiloto.